Una mirada de paz

No olvido su mirada, una mirada llena de paz. La misma que encontraba tras las cortinas de mis párpados, al amanecer de un nuevo día. Esa, que siempre me daba fuerzas cuando la vida con su loca carrera me agotaba. Aquella de diamante, porque siempre penetra en lo más profundo de mi ser, así de facil. Tan llena de calma, como un mar pacífico, donde nadar con total seguridad...

Es tan fácil sentir el contacto de sus manos, aun cuando no lo esten; que sus pasos, aun cuando vayan delante de mí, aun resuenan en los caminos que recorro diariamente. Tanto hay, sin tener nada...tanta existencia, sin existir presencia. Sin embargo, ya me quedan solamente las sombras donde estoy ahora, donde vivo, oculto por la oscuridad, atento a su llamada si me necesita. Sé que hay cosas, situaciones que ya no viviré, pero que siguen patentes y latentes en mi, como la sangre que corre por mis venas. Y ya no veré esa mirada, llena de paz, que brevemente reseño en palabras, pero lo hago ampliamente, en una imagen...que ella diga lo que mis labios, mi voz, mi ser entero, no pueden gritar.

Aun quedan dulces bocados, con sutil sabor a algodón de azúcar....